domingo, 4 de enero de 2015

Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias!


Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias! gracias en distintos idiomas, gracias a las distintas personas pero, sobre todo, Señor, gracias porque… ¡existes! Gracias por tu Eucaristía, gracias por tu Madre, gracias por todos y cada uno de tus hijos, mis hermanos, que día a día colocas junto a mí. Gracias, en fin, por haberme enseñado a darte y a dar las gracias. Junto con todas tus criaturas, las que te las hayan dado antes que yo las que no sepan no contesten a tu amor o las que ni siquiera se hayan enterado. Deseo desde ahora que mis palabras sean simple y sencillamente éstas: ¡Gracias! ¡A todos! ¡A Tí, Señor!







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